Los viajes a Birmania están comenzando a difundirse. El turismo es escaso. El país abrió hace poco sus fronteras y presenta una cara poco común del sudeste asiático: tradiciones que no fueron manipuladas para el turista, una hospitalidad genuina y una creencia religiosa sin filtros. La inmensa mayoría es budista. En los circuitos por Birmania encontrarás todo tipo de templos y estupas.
En las cuevas de Pindaya se esconden 8000 budas. Los pescadores del lago Inle
navegan de pie sobre sus canoas; con una pierna se sostienen y con la otra, sumergida, reman. Las casas típicas se alzan a los costados, construidas sobre pilotes. La diversidad étnica es sorprendente.
Una de las grandes paradas del viaje a Birmania es Bagan, donde alrededor de 4000 pagodas se concentran sobre una superficie reducida. De madrugada el cielo se cubre de globos aerostáticos; abajo, imponentes, lucen templos escondidos o llamativos, en ruinas o en un estado impecable, humildes o con cúpula de oro.
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